En el rojo más hondo
todo lo que yo conocía
se extraviaba.
Asimismo la vida
nerviosa que me abrazaba
como marca de agua.
Un carmesí que se torcía
para demostrar en un gesto su hazaña
de hacerme feliz y que sólo le bastaba
congeniarse con un par de pupilas.
Y caída, rendida, de rodillas
como yo veía irse todo
así podía soñar sin dormir
porque se me abrían las puertas
de un mundo desconocido.
Como si quisieras llevarme más allá
y apresarme la libertad
condenándome a abrir la boca
sólo para suspirar.
I'm a poet, I'm a fighter, I'm a preacher ♫ 