Mi promesa eterna

A pedido de Edgar

Sé que al final lo puedo ver
es duro haberte dejado atrás
cuando no puedo alejarme de ti.
Y sé que en este error tengo razón
más duele un penar sin explicación.
En mi lapso de locura solitaria
a mi mente te aferras sin preguntar
en mi quebrada paz que se desarma
te vislumbro en cada lugar.
Esperándome con esa sonrisa
que todo lo decía, incluso los besos
y la impaciencia ante la inminencia de la partida
de vernos mañana, así sería…
si te tendría conmigo.
Quiero de vuelta la prisión
porque esta libertad hace agonizar
mi felicidad, la que conocía
tan bien al reflejarme en tus ojos.
Quiero compartir el sueño contigo
aquel que me revelaste
en la sonrisa del primer beso
con la timidez aniñada
de nuevo, y anidar en tu pelo
mis caricias frágiles…
Llorar y reír a tu lado
como solía hacerlo
quedarme maravillado
con tu belleza que me extraviaba
lejos de este mundo.
Y hoy sólo tengo
una guitarra compañera
gimiendo entre las notas de tu ausencia.
Sobreviviendo a este desencuentro
que me llena las horas
de una lentitud impensable.
Pierdo la vista en el recuerdo
y cada frase está en mí
indeleblemente grabada
cada gesto, cada abrazo…
mi promesa de amarte siempre
es por eso que hasta hoy
no he podido faltar a mi palabra.